lunes, 9 de enero de 2012

Las Tecnologías de la Información y la Comunicación: Repercusiones Sociales y Educativas

Las tecnologías de la información y la comunicación son una parte de las tecnologías emergentes que habitualmente suelen identificarse con las siglas TIC y que hacen referencia a la utilización de medios informáticos para almacenar, procesar y difundir todo tipo de información o procesos de formación educativa.
A lo largo de los años, las TICs han ido evolucionando y satisfaciendo necesidades del hombre destacando la televisión y la radio.
Las sociedades en la actualidad se caracterizan por poseer flujos diversos y abundantes de información y comunicación. En un siglo hemos pasado del aparato radiofónico que nos permitió escuchar voces de entornos alejados, a la cinematografía en blanco y negro, al color, a los efectos especiales y a los personajes creados por computadoras; de las casi primeras imágenes de la TV que mostraron el alunizaje del hombre a la instantaneidad de las noticias e imágenes de los acontecimientos mundiales.
Las TICs se caracterizan fundamentalmente por su inmaterialidad (posibilidad de digitalización), instantaneidad y aplicaciones multimedia. Nos han traído grandes beneficios sobretodo en el ámbito educativo pero a su vez si no se les da el uso apropiado, se encontrarán desventajas.

Por ello, actualmente el uso de las tecnologías de la información y la comunicación en el adolescente constituye un objeto de preocupación, debate y reflexión para muchos autores, tanto a nivel nacional como internacional. Pero dicha preocupación aún no se ha traducido en un intento sistemático y organizado de realizar actividades pertinentes en favor de un uso adecuado de las tecnologías por parte de la adolescencia.
Por ejemplo, uno de los principales motivos de preocupación, tanto para los educadores como para la familia, respecto a las relaciones que mantienen las y los adolescentes con las TIC, es la posibilidad de que aparezcan comportamientos adictivos que pueden trastornar el desarrollo personal y social en las y los adolescentes. Los medios de comunicación son los primeros en enfatizar estos casos que, aunque existen, no se pueden generalizar.
Se puede decir que lo que define la conducta adictiva no es la frecuencia con que ésta se realiza, sino que es la pérdida de control de la persona, así como el establecimiento de una relación de dependencia.
Respecto a esto, se han propuesto siete signos para detectar la adicción a Internet:
  • Pasa varias horas conectado, descuidando aspectos importantes de su vida.
  • Sus amigos y sus allegados piensan que tiene problemas con la utilización de Internet.
  • Ser joven (cuanto más joven, más riesgo hay de ser dependiente de Internet).
  • La utilización de Internet provoca graves consecuencias negativas.
  • Usted ve su dependencia de Internet como una actividad intensa y tímida.
  • Mantiene en secreto el tiempo que pasa conectado.
  • No puede pasar un día sin el ordenador y sin conectarse a Internet. 
A su vez, se indica que esta adicción provoca absentismo escolar y ciertas conductas como no respetar los horarios, chatear a todas horas y dejar de relacionarse con sus iguales. Se define esta adicción de la siguiente manera: «El uso del móvil se convierte en adicción cuando pasa a ser una conducta repetitiva que resulta placentera y genera una pérdida de control en el sujeto»
Un aspecto relacionado con la adicción es el aislamiento. Con frecuencia, los medios de comunicación informan sobre este efecto, producido el uso de las TIC, principalmente en los y las adolescentes. Nos entregan la imagen del joven solo, encerrado en su habitación y rehuyendo de cualquier compromiso social para sentarse y conectarse por muchas horas en su ordenador. El aislamiento es un riesgo que obedece al grado de dependencia que tenga cada adolescente.
Por otro lado, la población adolescente y su entorno pueden verse afectados a causa de la posibilidad que ofrecen las TIC de obtener gran cantidad de información sobre sus usuarios, sin que sean conscientes de ello. Las estrategias son varias: formularios de apariencia inofensiva o promociones a través SMS al móvil, se encuentran entre las más frecuentes. Las empresas son capaces de traspasar con mucha facilidad la barrera entre lo público y lo privado, valiéndose de la ingenuidad de usuarios. 
Respecto a este segundo problema, la publicidad no está expresamente diferenciada de otras informaciones en los contenidos que nos entregan las TIC. En este aspecto es lógico que, si se estudia por ejemplo la composición de las páginas web de marcas y productos favoritos de las y los adolescentes, y la publicidad que les llega a través del teléfono móvil, es difícil diferenciar con claridad entre la información y la persuasión.
Además, a través del uso de las TIC las relaciones sociales se amplían, pero también obtienen nuevas características, que no se dan en el plano real de la comunicación interpersonal (cara a cara). En este aspecto, la influencia del anonimato entre los participantes ha sido uno de los elementos más estudiados en relación con la identidad personal que las y los adolescentes construyen en los entornos virtuales. 

Por último, también se habla de que la temática de la violencia ha sido permanentemente asociada a los videojuegos. El alto índice de violencia observable en los juegos ha tenido severas críticas. Mucha de la publicidad de estos videojuegos se ha basado en el aspecto violento, señalando que la teoría del aprendizaje social postula como hipótesis que jugar con videojuegos agresivos estimula la conducta agresiva. Por ejemplo, los niños los imitarán o de otra forma aprenderán lo que ven en la pantalla.
En directa contradicción con esto, la teoría de la catarsis afirma que: «el jugar videojuegos agresivos tiene un efecto de relax al canalizar la agresión latente y entonces puede tener un efecto un efecto positivo en la conducta del niño».

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