lunes, 9 de enero de 2012

Hacia la Sociedad de Aprendizaje


Desde hace mucho tiempo, tengo la convicción de que la educación y la tecnología son los dos pilares de la igualdad en la vida. Esta nueva etapa de Internet —con la Web 2.0 y la colaboración— ofrece una visión de lo que se puede hacer. Esa convicción se intensifica en momentos en que la visión comienza a tomar forma al hacer posible la colaboración, eliminar las barreras en todo el mundo y permitir el acceso a la información en cualquier momento y lugar. 


La educación y la tecnología van de la mano y la red es la plataforma de lo que denominamos la sociedad del
aprendizaje, concepto que desarrollamos en las siguientes páginas.
El aprendizaje es esencial para el futuro del mundo. No obstante, los sistemas educativos actuales se enfrentan a desafíos sin precedentes. Considero que la eficacia del aprendizaje genuino y permanente en el mundo depende, en gran medida, de cuánto sabemos aprovechar la potencia de la red para conectar y comprometer tanto a los estudiantes como a los educadores, y para facilitar el acceso a nuestros conocimientos y recursos colectivos. La cuestión es adaptar. A pesar del importante papel que cumplieron y seguirán cumpliendo los sistemas educativos tradicionales, estos ya no bastan para satisfacer las crecientes y cambiantes necesidades de aprendizaje del mundo.
Es cierto que optimizar la eficacia de los sistemas educativos tradicionales para maximizar el valor
que podemos obtener de ellos es un elemento crucial de cualquier estrategia para avanzar. Sin embargo, no es suficiente. El aprendizaje es una actividad y no un lugar físico, razón por la cual trasciende los muros de la escuela y la universidad. Siempre fue así. La explosión del conocimiento, impulsada por la potencia de la red para conectar a las personas y difundir ideas, cambió la naturaleza misma del aprendizaje. Debemos innovar y desarrollar nuevas modalidades de aprendizaje, tanto formales como informales, que satisfagan las demandas de las sociedades del conocimiento en la era de la información.
Debemos adoptar nuevos enfoques procedentes de fuentes no tradicionales y fomentar una colaboración auténtica y abierta de los sectores público, privado y sin fines de lucro. Además, los responsables de guiar el aprendizaje deben abandonar la "zona de confort" e innovar de forma continua para anticipar las necesidades de los estudiantes a medida que cambia el mundo que los rodea. Las personas necesitan aprender y volver a aprender a lo largo de toda la vida. El aprendizaje debe centrarse cada vez más en la colaboración interdisciplinaria y en las competencias del siglo XXI, tales como el pensamiento crítico y la resolución de problemas.
El futuro de la educación está conectado en red. Al aprovechar al máximo el video y la movilidad, las personas pueden colaborar para crear y compartir conocimientos, y desarrollar nuevas maneras de enseñar y aprender que capten la atención y estimulen la imaginación de los estudiantes en cualquier momento y lugar, mediante cualquier dispositivo.
Satisfacer las necesidades en evolución de personas que aprenden durante toda su vida es un desafío trascendental, cuya respuesta ha cobrado gran urgencia. No obstante, deberíamos considerar este desafío como una gran oportunidad y una de nuestras obligaciones más importantes para con las generaciones futuras. Al conectar y habilitar a los estudiantes y los educadores, podemos acelerar el crecimiento económico y mejorar el bienestar social en todo el mundo. 


El aprendizaje es fundamental para el progreso de la humanidad, para la prosperidad económica, el bienestar social y la realización personal, y para velar por un planeta sostenible.
En el futuro, el aprendizaje adquirirá una capital importancia para toda la sociedad globalizada. Por este motivo, debemos rediseñar por completo la forma en que abordamos el aprendizaje: cómo lo pensamos, lo organizamos, lo financiamos y lo alimentamos. Algunos autores llegaron a la conclusión de que la respuesta correcta es diseñar instituciones educativas tradicionales más grandes y más eficientes. No estamos de acuerdo con esta postura.
Debido al enorme aumento de la demanda de aprendizaje, estas instituciones sólo lograrán satisfacer una parte, vital aunque relativamente pequeña, de las grandes necesidades de aprendizaje a escala mundial.
El aprendizaje debe organizarse sobre la base de un conjunto de principios diferentes, que exige un nuevo sistema educativo, caracterizado por nuevas maneras de organizar el aprendizaje, nuevas formas de evaluación y acreditación, diferentes modelos de inversión y financiación, y una infraestructura apta para sus fines.
Esto es lo que denominamos la sociedad del aprendizaje.

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